De manifiesto a programa de salud

De frente al “manifiesto” en materia de salud que se ha gestado en esta administración, la iniciativa privada ya se concentra a fin de establecer un programa de salud funcional para México, qué se equilibrado para las partes involucradas, en función de las necesidades que premian a los mexicanos.

Dicho programa no se entregará a la actual administración, prácticamente no habría tiempo de nada. De ahí que las principales cúpulas de salud, cámaras y organismos involucrados en: medicamentos, distribución, utensilios, equipo, mantenimiento, médicos y administración en salud no buscan sacarlo a la luz pública, ni gestionarlo con los candidatos a la presidencia. Esperarán hasta que haya nuevo Presidente para que sea a quien le entreguen dicho documento, con el único objetivo de poder trabajar en pro de un país.

Hablamos de que entre los organismos involucrados está el CCE, vía su área de salud que encabeza Patrick Devlyn, Canifarma bajo la dirección de Rafael Gual; Concamin, titulares del gremio de dispositivos, y muchos más.

No se trata de encontrar el hilo negro, a fin de cuentas, hay cosas que ya han funcionado, y no sólo de la administración pasada, sino de varas atrás.

Incluso de esta administración, el tema de salud pudo haber tenido un mejor proceso, pues todo es perfectible y había cosas con oportunidad de mejora.

Sin embargo, las cosas se quedaron en manifiestos, no solo por la falta de autoridad que tuvo el titular de la Secretaría de Salud, sino porque el subsecretario Hugo López-Gatell, no supo manejar la situación, pese a la autoridad política que recibió en este gobierno.

También la iniciativa privada tuvo lo suyo, la fortaleza para gestionar no fue su mejor herramienta, y si a ello le agregamos que las condiciones eran más que adversas, el resultado no podría ser más que un sistema de salud público en vías de mayor desequilibrio o mayores fortalezas. Por ahora, está en medio de todo y nada.

Es una realidad que esta situación abrió alternativas como son la creación de clínicas a las afueras de las farmacias, así como laboratorios que ampliaron sus servicios para generar consultas médicas, quienes en su mayoría pudieron atender a una gran parte de ese 40% de la población que no pudo resolver sus necesidades en materia de salud.

El gran, pero, es construir con lo que se cuenta, no sólo infraestructura sino presupuesto, una buena política de salud que permita avances en el corto, mediano y largo plazo, a fin de abrir el sistema para los derechohabientes y las personas de menores recursos, no hay que olvidar que existe un 50% o más de la población que se encuentra en la informalidad y aunado a ello, muchos no cuentan con un presupuesto para atenderse en un sistema de salud privado ni público.

No se trata de encontrar el hilo negro. Sino soluciones a las licitaciones para la compra de medicamentos, que hoy día cayó un 64%, al organismo de salud que busca atender a los más necesitados y que aun cuando se dice saldrá a la luz uno, la realidad es que no se sabe cuál será el presupuesto ni estructura, cuando los grandes institutos IMSS, al mando de Zoé Robledo e ISSSTE, que encabeza Pedro Zenteno, se encuentran en serios problemas.

Es urgente que la distribución de medicamentos, el mantenimiento de maquinaria y la renovación de equipos médicos, así como el retomar programas básicos como es la vacunación se prioricen para evitar retroceder muchas décadas.

Prácticamente atender la distribución, compra, producción y legislación del sistema de salud.

No puede ser una ruleta rusa el saber qué formula se desatenderá por adquirir alguna, dejando como ahora, 160 unidades en desabasto. Y ni que hablar del rezago que se encuentra al interior de Cofepris, que encabeza Natán Enríquez, dejando a un lado la evolución de medicamentos de fórmulas avanzadas con biotecnología y ADN. Se habla de 12 mil trámites en rezago.